¿Hasta que punto valoramos a los demás por su imagen?
¿Nos preocupamos alguna vez de intentar que hay dentro de uno pelo alborotado, de unas ropas viejas y sucias o de esa mano que pide una limosna en la puerta de un comercio?
A veces hay que mirar dentro, donde se oculta la verdad de las personas.
A veces hay que limpiar la tristeza con un paño, y dejar que reluzca el oro que sigue escondido en el corazón.
Para ello sólo es necesario volver a confiar.
Ayúdanos a cambiar el mundo.
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